¿Cómo distinguir cuando Dios habla? Hebreos 4:12 dice que su palabra es viva y
eficaz. Muchas veces confundimos esto
con señales externas equivocadas. La
marca de una predicación viva es que es VIVA y EFICAZ, y que es MÁS CORTANTE
QUE TODA ESPADA DE DOS FILOS. Cuando
Pedro dio su discurso después del derramamiento del Espíritu Santo el día de
Pentecostés, la Escritura dice que los varones que lo escuchaban se
compungieron de corazón (Hechos 2:37).
Esto significa literalmente que sus corazones fueron atravesados,
perforados por la Palabra de Dios.
La elocuencia y la emotividad no siempre son la
marca de una predicación viva. Podríamos
estar oyendo a un predicador que grita y agita sus brazos, sin embargo su predicación
sea muerta.
A veces se piensa que la predicación que mata
es la que hiere y produce dolor en nuestros corazones, sin embargo, según la
Escritura vemos que esa es precisamente la obra de la Palabra de Dios: herir,
cortar, discernir, separar, dividir, hacer sangrar. Dios es el único que puede limpiar nuestro
corazón y lo hace por medio de Su Palabra, pero esa limpieza tiene que ser
muchas veces drástica, y cuando el corazón está infectado, necesita de una
operación, necesita que se introduzca un cuchillo que corte lo malo, que mate
nuestras pasiones perversas y todos nuestros malos deseos.
Muchas veces despreciamos a predicadores porque
no son elocuentes, emotivos ni dinámicos, y tristemente, al hacerlo estamos
despreciando el clamor del Altísimo, estamos tapando nuestros oídos a la
sabiduría que clama en las plazas, despreciamos los decretos del Soberano
Universal.
La Biblia dice que el vino se entra suavemente
(Proverbios 23:31). Así es la
predicación que mata. Es sutil,
atractiva, y es inoculada como un veneno, en forma silenciosa, sin que sepamos
que nos está matando. Pensamos que el
predicador de palabras infladas, muy elocuente y dinámico está predicando
maravillosamente, pero a veces no es más que la ponzoña de Satanás. Busca más bien la palabra que duele, la que te
remece todo lo que has construido de acuerdo a tus propios pensamientos, esa
palabra que ataca directamente tus pasiones. Esa predicación es la que lleva la
palabra viva que salvará tu alma.
Por Fernando García O.
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