“Bendito sea Dios, Que no echó
de sí mi oración, ni de mí su misericordia.”
Salmos 66:20.
Salmos 66:20.
Bendito sea Dios, que tu alabanza se escuche en los cielos, que tu
acción de gracias traspase las nubes, que todos sepan que Dios es bendito,
porque siendo Dios te ha escuchado. Ha
habido momentos en que nos hemos encontrado en profundos fosos, donde sólo
hemos oído el eco de nuestros propios gemidos.
Nuestro clamor fue tan débil que nadie podía oírnos, sin embargo Dios lo
escuchó, y pudiendo habernos ignorado, nos socorrió.
Nuestra salvación es del Señor, ya que si bien la oración sale de
nuestros labios, Él bien pudiera hacer oídos sordos y dejar que suframos las
consecuencias de nuestra propia rebeldía, sin embargo Él no hizo a un lado de
sí mismo nuestra oración.
Él podría habernos escuchado, pero dejar que su justicia nos alcanzara
y que tuviéramos lo que merecíamos. Sin
embargo, Él tuvo misericordia.
¡Bendito sea Dios porque no ignoró mi clamor, y porque en muchas
ocasiones, en vez de aplicarme justicia, tuvo de mi misericordia!!!
Estoy seguro que hoy puedes gritar conmigo ¡BENDITO SEA DIOS…!!!
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