Me propongo siempre tratar de inventar alguna
nueva idea para glorificar a Dios y servir a mi prójimo.
J. Edwards quería afanarse en algo muy loable. Así como muchos se afanan por inventar algún
nuevo negocio, y como muchos tratamos de ver cómo podemos obtener algún ingreso
extra que nos pueda ayudar a solventar nuestros gastos y deudas, el afán de
Edwards era uno distinto: "¡¿Qué puedo hacer hoy que no haya hecho antes, con lo
que pueda glorificar a mi Dios y que sirva de provecho también para los demás?!"
Su mente estaba enfocada en tratar de hacer
algo que fuera para la Gloria
de Dios primero, y también de beneficio para el prójimo, y en esto pensaba continuamente.
Sería muy maravillosa nuestra vida si
nos enfocáramos más en esto que en los afanes terrenales. Las cosas de este mundo tienen su lugar de
importancia, pero nunca permitamos que nos coman la vida y nos amarguen el
corazón, y que terminemos siendo presas de la ambición y la codicia.
¡Sirve a Dios con energía y creatividad! ¡Con todo tu corazón!
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