El canto y la música ocupan un lugar importante entre las
prácticas de la Iglesia. Históricamente,
la iglesia cristiana ha sido una iglesia que canta. Si nos remontamos a los tiempos del Antiguo
Testamento, encontraremos todo un libro donde se aglomeran cantos y oraciones
dirigidos a Dios. El libro de Salmos es
el himnario bíblico. Los salmos fueron
utilizados durante la adoración en el templo.
Luego de cruzar el Mar Rojo, Moisés y los hijos de Israel cantaron al
Señor (Exodo 15:1). La temprana iglesia fue instruida a ser
una iglesia cantante (Efesios 5:19) La
iglesia triunfante también es una iglesia cantante (Apocalipsis 5:9; 14:3;
15:3).
La adoración debe
ser en el Espíritu
y no en la carne. Esto significa que
debemos adorar y cantar en el poder del Espíritu Santo y bajo su
dirección.
La adoración debe
ser en Verdad. Esto significa que el canto y la adoración de
la iglesia deben basarse en la Palabra de Dios y muy especialmente en la
revelación de Cristo en el Nuevo Testamento.
La adoración
requiere santificación y temor de Dios. ¡Cuánto pecamos en esto por culpa
de nuestra indiferencia, falta de sinceridad e hipocresía! ¿Estamos
completamente convencidos y seguros de lo que cantamos en un himno, o hemos
cantado sobre arrepentimiento y entrega porque sí, sin decirlo en serio?
Tenemos claro que la música y
el canto son una práctica bíblica. El
gran debate ha sido siempre la forma.
¿Es importante la forma de la música y de las letras? ¿Existe algún margen regulado por la Biblia o
el sentido común?
En la introducción a la
colección de himnos de 1751, Juan Wesley, el fundador del Metodismo, especificó
la forma como debían ser cantados los himnos dando además sus tonalidades.
Además de esto Juan Wesley aconsejaba la forma de cantar: “Cantad
espiritualmente. Poned los ojos en Dios en cada una de las palabras que
cantéis. Ayudaos en agradarle más que a
vosotros mismos o que a cualquier criatura. Para lograrlo, poned atención
a todo lo que cantéis y mirad que vuestro corazón no sea llevado por el sonido
sino que sea ofrecido a Dios continuamente".
La música y la letra de
nuestros cantos debe ser acorde a la dignidad de quien los recibe. A continuación transcribo las palabras de un
pastor metodista de Puerto Rico en 1939:
“Si la religión ha de ser la más noble y perfecta
expresión del espíritu humano, el himno religioso ha de ser reflejo de esa
noble y perfecta expresión. Ninguna
poesía de incorrecta gramática, falsa en el sentimiento y errónea en las ideas,
debe permitirse en la formación o estímulo del sentimiento religioso. Ninguna música sincopada de ritmo procaz,
alborotado, irreflexivo o sensual, puede producir la lucidez mental, la
iluminación del espíritu pertinente para asimilarnos al elevado espíritu de
Jesús, comprenderle, aceptar y practicar sus ideales y entregarnos a Él para
una vida de mayor rendimiento.”
Más allá de si usamos instrumentos electrónicos o no, y la
variedad de ellos, la regla para cantar a Dios debe ser la reverencia, el
orden, la humildad y el gozo pero del Espíritu.
Hay cada vez más creyentes e iglesias bíblicas que se
están abriendo a los cantos modernos de “alabanza y adoración”. Estas canciones tienen un poder atractivo
fascinante, sobre todo para los creyentes más jóvenes. Están irrumpiendo más y más en las reuniones
de jóvenes, en los coros de las iglesias, en los cultos y actividades de
diferentes iglesias conservadoras y fieles a la Biblia.
Las canciones “cristianas” de la actualidad tienen
melodías arrebatadoras, comunican alegría, entusiasmo, estímulo y vigor,
suscitan emociones.
Es triste tener que decir que en muchas iglesias se ha
descuidado la sana alabanza de Dios y la adoración de corazón.
Esto ha producido un conflicto con los creyentes más mayores
que no pueden cantar estos nuevos cantos, porque son expresiones de otro
espíritu y de otra clase de “cristianismo”.
Es necesaria la paciencia para convencer a los hermanos
que al principio quizá no comprendan
porqué la mayoría de estas nuevas canciones no son buenas.
Si queremos adorar en espíritu y en verdad, tenemos que
guardarnos de toda suciedad y mezcla espiritual. Pero tampoco queremos olvidar que puede haber
canciones nuevas verdaderamente espirituales.
Debemos orar diligentemente a Dios para el discernimiento de las letras
y los ritmos.
Material utilizado.
La alabanza carismática y la adoración bíblica en Espíritu
y Verdad. - Rudolf Ebertshäuser.
Factores importantes a tomar en cuenta respecto a la
música: Volumen y ritmo.
Factores importantes a tomar en cuenta respecto a la
letra: La regla debe ser la Palabra de Dios, deben ser cantos doctrinales,
especialmente de la doctrina de Dios, de Cristo, su persona y su obra.
TEXTO PARA MEMORIZAR
“La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros,
enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia
en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.”
Colosenses 3:16
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