II Señales de una iglesia verdadera.
Cuando
hablamos de señales, hablamos de sellos o distintivos. En este caso son marcas que nos pueden dar la
certeza de que una congregación no es un simple conjunto de personas con buenas
intenciones y con ideas religiosas, sino que son una iglesia verdadera.
Diremos
que las marcas o señales de una iglesia verdadera son 3:
a)
La Predicación verdadera de la Palabra; b) La correcta administración de los
sacramentos; c) El ejercicio de la disciplina.
Vamos
a distinguir eso sí entre señales esenciales, sin las cuales una iglesia
no es iglesia, y señales no esenciales,
pero que aportan a la buena salud de la iglesia.
SEÑALES ESENCIALES:
a)
La Predicación verdadera de la Palabra: Esta es la más importante señal. Es el gran medio para mantener la iglesia y
capacitarla. Juan 8:31-32, 47; 2° Juan
1:9. Esto no significa que la
predicación de la palabra en una iglesia deba ser perfecta para considerarla
verdadera. Mientras estemos en la
tierra, sólo se puede hablar de una pureza relativa en cuanto a enseñanza. Sin embargo, existe un límite que cuando se
traspasa, la iglesia deja de ser verdadera.
Esto ocurre cuando se niegan fundamentos de la fe, y la doctrina y la
vida dejan de estar bajo el control de la Palabra de Dios.
SEÑALES
NO ESENCIALES:
El buen estado de la iglesia en cuanto a estas
señales, depende del buen estado de la iglesia en cuanto a la primera señal. Si la primera señal está descuidada, las
otras dos también lo estarán.
b)
La Correcta Administración de los Sacramentos : En la iglesia cristiana, los llamados sacramentos
son sólo dos: Bautismo en agua y Santa Cena o Cena del Señor. Estos sacramentos no tienen poderes mágicos
por sí mismos. Ni el agua del bautismo,
ni el vino ni el pan de la cena tienen algún poder mágico en su interior que
puedan limpiar o cambiar la vida de alguien, sino la palabra de Dios que está
representada por estos elementos. Ya que
su poder viene de la Palabra de Dios, deben ser administrados por ministros de
la Palabra. (Marcos 16:15-16; 1
Corintios 11:23-30).
c)
El ejercicio de la disciplina : Es importante para mantener la pureza de la
doctrina y la santidad de los sacramentos.
La palabra de Dios insiste en la disciplina adecuada en la iglesia. (Mateo 18:18; 1 Corintios 5:1-5; Apocalipsis
2:14-16)
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