"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;" 2 Pedro 1:19

martes, 20 de junio de 2017

DEVOCIONAL

"Y harás de ello el aceite de la santa unción; superior ungüento, según el arte del perfumador, será el aceite de la unción santa.Génesis 30:25
 El trabajo encomendado por Dios a Moisés era confeccionar una diversidad de elementos que serían utilizados en el culto a Dios.  Era el momento en que Dios estaba estableciendo la forma en que debía ser adorado por los hombres.  Él estableció un lugar (el Tabernáculo) y también estableció un culto.  Una de las cosas importantes ya que era lo que habilitaba a los hombres que se encargarían de ministrar delante del Señor, era el aceite de la santa unción.  Vemos que, como cada cosa que formaría parte del culto a Dios, debía ser confeccionado de manera cuidadosa y de acuerdo a las instrucciones reveladas por Dios.  El aceite de la santa unción era lo que se derramaba sobre los levitas y sacerdotes para consagrarlos para su trabajo sagrado.
Esta aceite, resultaba ser una especie de perfume, preparado con componentes específicos: mirra, canela, cálamo, aceite de oliva (vs. 23-24).  Es un “superior ungüento”, es decir, un perfume de alta calidad, superior a cualquier otro.
Pero este superior ungüento, no es más que la representación del verdadero y superior perfume, el verdadero aceite de la unción santa: El Santo Espíritu de Dios. En 1 Juan 2:20, el autor dice a la iglesia que tiene la “unción del Santo”.  Es decir que cada verdadero creyente, que compone la Iglesia del Señor, tiene este perfume, tiene este aceite santo.  Hoy en la iglesia, no hay levitas, ni sacerdotes, pero sí labores y roles diferentes, según los dones que Dios mismo ha repartido soberanamente, y para ejercer dichos dones, necesitamos la “unción del Santo”.  El Espíritu de Dios se ha derramado sobre nosotros (Hch 2:33) y nos ha sellado para el día de la redención (Ef. 4:30).
El Espíritu Santo de Dios está en la iglesia, y vive en la iglesia, porque vive en cada creyente.  Dios nos ha dado de Su Espíritu, sin el cual no podríamos conocer a Dios, porque es esta unción la que nos guía a toda verdad y a toda justicia.Necesitamos que este perfume verdadero siempre esté en nosotros, clamemos siempre a Dios para ser llenos y totalmente controlados por este superior ungüento.  

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