"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;" 2 Pedro 1:19

miércoles, 21 de junio de 2017

DEVOCIONAL DIARIO - Perfume inimitable

“Como este incienso que harás, no os haréis otro según su composición; te será cosa sagrada para Jehová.” Éxodo 30:37

 Este incienso al que se refiere nuestro texto de hoy era un compuesto de especias aromáticas, estacte (una resina), uña aromática (es el opérculo de los moluscos, esa especie de tapa que tienen los caracoles y los locos), gálbano aromático (gomorresina que sale de la raíz de una planta llamada gálbano) e incienso puro (vs. 34).  Este perfume era preparado y consagrado para quemarlo en el altar del incienso.  En las Escrituras, este incienso tipifica o representa la oración verdadera, es decir la que hacen los santos de Dios, los verdaderos creyentes (Ap. 5:8; Salmo 141:2).  Como perfume es ante el Señor la oración de sus escogidos que claman a Él de día y de noche.  La oración que mana de un corazón necesitado de Dios, un corazón quebrantado, al contrario de un corazón duro y soberbio, es agradable para nuestro buen Padre Celestial (Ezequiel 20:41).  Note que los componentes del incienso del altar debían ser molidos en polvo fino.  Esto nos habla de delicadeza y suavidad.  Nuestra oración debe ser fuerte en el sentido de que debe ser constante y ferviente, pero debe brotar de un corazón humilde, derramado ante el Señor.Dios sabe distinguir entre la oración sincera y una oración fingida, porque Él conoce y examina constantemente nuestros corazones.  No actuemos delante del Señor, seamos simples y honestos, porque estamos ante el Dios de toda carne, el Señor de toda la Tierra.Nadie puede falsear delante del Señor, Él lo conoce todo.  Presentémonos ante Dios con certidumbre de fe, pero tal cual somos, a Él no podemos ocultarle nada en absoluto.  Así que no intentemos hacer una imitación de este incienso puro y santo, Él nos ha dado la fe y con esa fe debemos dirigirnos ante el Señor.Acudamos al Señor con confianza, pero también con temor y reverencia.    

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