Piense en el propósito de la existencia del alma humana. ¿Para qué fue creada? Para amar, obedecer y glorificar a nuestro Creador; y verá usted lo que es el pecado, pues éste pervierte y anula ese propósito. ¡Cuán excelentemente grande y santa es la obra para la que fuimos creados y a la que hemos sido llamados! ¿Deberíamos deshonrar el templo de Dios, y servir al diablo en su inmundicia y absurdo, en lugar de recibir, servir y glorificar a nuestro Creador?
"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;" 2 Pedro 1:19
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