Considere la vida que usted vivirá para siempre, si va al Cielo; y la vida que viven los santos allí ahora; y entonces no piense que el pecado, que tan contrario es a eso, no es una cosa tan vil y odiosa. O usted vivirá en el Cielo, o no. Si no, usted no es uno de aquellos para quien yo hablo. Si usted lo es sabe que allí no se practica el pecado, no existe una mente mundana, orgullo, pasiones, lujuria y placeres carnales... Oh! Si usted pudiese ver y escuchar apenas durante una hora, cómo aquellos benditos espíritus se encuentran, amando y magnificando altamente al glorioso Dios en pureza y santidad, y cuán lejos están ellos del pecado; ver esto le haría a usted repugnar el pecado y vera los pecadores en un estado de extrema decadencia como hombres desnudos nadando en medio de sus excrementos. Especialmente, piense que usted tiene esperanza de vivir para siempre como aquellos santos espíritus; y, por tanto, el pecado no será atractivo para usted.
"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;" 2 Pedro 1:19
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