“Así dijo Jehová: Paraos en
los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen
camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No
andaremos. ” Jeremías 6:16
La senda antigua no se trata exclusivamente de
formas, sino más bien del camino antiguo y verdadero que Dios trazó para el
hombre, el cual se encuentra revelado en su Palabra. Cada vez que el pueblo de Israel era
confrontado con la Ley
de Moisés, el Espíritu de Dios quebrantaba sus corazones y encendía en ellos un
fuego ardiente que los hacía anhelar esta senda antigua, volverse a Dios,
obedecer los mandamientos de Dios. Cada
vez que el pueblo de Dios se apartaba de Él en su corazón, se convertía en
idólatra, dejaba la verdadera adoración a su Dios.
Ídolos
de la Iglesia
hoy:
Éxito : El mundo tiene objetivos muy diferentes a los
que Dios le trazó a la Iglesia. La meta de la Iglesia es el blanco
soberano que es Cristo. Cada creyente
debe perfeccionarse en amar a Dios por sobre todo y ser moldeado a la imagen de
Cristo. Este es el verdadero éxito de la Iglesia.
Sin embargo, el mundo ha introducido a su dios Éxito,
en la iglesia. Ahora la iglesia busca
tener el lugar de reunión más grande y moderno, tener un nombre llamativo, y
atraer multitudes sin importar a costa de qué.
Así que la iglesia exitosa ya no es la que crece en santidad y amor,
sino la que tiene el mejor “templo”, una congregación numerosa, músicos y
cantantes “de calidad” y un show completo en sus servicios, incluyendo un
mensaje “fresco y poderoso”, lo que significa una predicación basada en
psicología y metafísica.
Templos : Los lugares de reunión se han convertido en
el orgullo de la iglesia, su único lugar de refugio, y finalmente, el único
lugar donde Dios actúa. ¿Cuál es el
problema con esto? Que la Iglesia ha creído que el
“templo” es el único lugar donde Dios está, y que saliendo de la puerta del
templo, ya Dios no puede vernos o no tiene derecho de supervisar lo que
hacemos. Los cristianos profesantes han
dividido su vida en dos: Una religiosa (al interior del “templo”) y una secular
(fuera de él).
Fama o
Reconocimiento : Hoy la Iglesia (algunas
instituciones u organizaciones cristianas) buscan el ser bien tratados y
considerados por las autoridades civiles.
Buscan ser protegidos por leyes de hombres. Buscan apoyo de las autoridades de turno y la
garantía de que los dejarán “practicar su fe” sin problemas. Con esto, han despreciado el poder de Dios,
Su protección, Su respaldo, e ignoran que la persecución, el menosprecio y la
burla por causa de Cristo y el Evangelio, son motivo de gozo y gloria de la
iglesia.
Cuando el Rey Josías escuchó la lectura del
libro de la ley que fue encontrado mientras se limpiaba el templo (2 Reyes 22:10-11), su corazón se
quebrantó porque se dio cuenta que su pueblo se había alejado de Dios, había
dejado las sendas antiguas, así que inició una reforma. Muchas cosas cambiaron en Judá a partir de
ese bendito momento.
Un avivamiento sin duda debe pasar por esto, es
como un requisito espiritual. La iglesia
que anhela la Presencia
de Dios y la vida espiritual, está dispuesta a cambiar y a dejar el pecado,
las manchas y las arrugas que ha encontrado en sus vestidos. A esto llamamos reforma.
La iglesia es viva y está compuesta por hombres,
por ende es susceptible de desviarse.
El reformador francés Juan Calvino, formuló una célebre frase: “Ecclesia Reformata, Semper Reformanda”. Es una frase en latín que significa que la Iglesia que ha sido
reformada siempre debe estar reformándose.
Esto quiere decir que la iglesia requiere continuamente corregir lo que
se encuentra errado a la luz de las Escrituras, en cuanto a la fe y a la
práctica. Continuamente los hijos de
Dios debemos desear andar por las sendas antiguas.
No fueron pocos los que levantaron su voz en contra del
pecado que había en medio de la Iglesia Católica Romana desde el siglo XII hasta
el XVI, y el clamor fue tomando mayor intensidad hasta que se oyó fuertemente
en las paredes de la residencia papal.
Pedro Valdo, John Wyclif, Jan Hus, fueron los primeros que clamaron en
las calles y en las iglesias por el pésimo estado espiritual de la Iglesia. Martin Lutero, Juan
Calvino, Ulrico Zwinglio y otros fueron los que sellaron esta historia,
llevando una reforma a la iglesia, lo que finalmente dio origen a la Iglesia Protestante.
Martín Lutero se dio cuenta que la salvación no era por
obras sino que por fe en la obra de Jesucristo, oponiéndose firmemente a la
venta de indulgencias por parte de la Iglesia Católica. El 31
de Octubre de 1517 clavó 95 tesis en la puerta de la iglesia alemana de
Wittemberg.
Juan Calvino denunció los excesos y pecados de las
autoridades católicas y sobretodo del Papa en su famoso libro “Institución de la Religión Cristiana ”.
Todos ellos fueron perseguidos. Algunos fueron librados,
otros murieron quemados en la hoguera. Notable fue la muerte de Jan Hus (cuyo
apellido significa “ganso” en checo).
Antes de ser quemado Hus dijo: “Vas
a asar un ganso, pero dentro de un siglo te encontrarás con un cisne que no
podrás asar”. Esto se suele
interpretar como una profecía acerca de Martín Lutero, quien en su escudo de
armas tenía un cisne y fue protegido por un príncipe, lo que impidió su muerte.
Juan Calvino enseñaba la Biblia a muchos estudiantes. Su seminario fue llamado “La Escuela de la Muerte ”, ya que muchos de
sus estudiantes apenas terminaban sus estudios teológicos en la Academia de Ginebra, eran
arrestados y condenados a la hoguera por la Iglesia Católica , acusados de
herejía.
Los Reformadores fueron hombres que en su corazón
desearon ser fieles a Dios y volver a las Sendas Antiguas, y por causa de eso
sufrieron persecución, cárceles y hasta la muerte, cumpliéndose en ellos
también las palabras de Cristo: “Entonces
os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las
gentes por causa de mi nombre” (Mateo 24:9).
Preguntas para la reflexión personal.
1.- ¿Siente el deseo de andar en las sendas antiguas,
y de hacer la voluntad de Dios? Si lo ha hecho o lo hace aún, ¿Siente el gozo y
la satisfacción de estar agradando a Dios?
2.- ¿Existe en Ud. alguna división entre su “vida de
iglesia” y el resto de “su vida normal”? ¿Cómo se da cuenta en caso de ser así?
3.- ¿Qué “reformas” o cambios cree que necesita su
vida espiritual?
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