"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;" 2 Pedro 1:19

lunes, 21 de septiembre de 2015

UNA IGLESIA VIVA - ¿Qué es un Avivamiento?

El Fuego
Lo que se quiere representar a través de la figura de un fuego, no es otra cosa que la obra de Dios en el corazón de los hombres.  El fuego del Espíritu Santo, la Gracia de Dios por la cual Dios salva a los hombres y realiza su trabajo de perfeccionamiento de los santos (santificación).  La perseverancia de los santos también está enmarcada dentro de este fuego, esta obra que tiene que ser avivada. 

Un avivamiento es mucho más que un fervor momentáneo.  Un avivamiento es mucho más que sólo palabras y expresiones externas.  Es mucho más que llantos y clamores.  Es mucho más que manifestaciones extrañas.  Un avivamiento es una vida rendida a Cristo, que busca incesantemente de su presencia y su santidad, y busca vivir para la Gloria de Dios, sólo para honrarlo a Él.  Es así que alguien puede decir como dijo Pablo “Ya no vivo yo, Cristo vive en mí, y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios” (Gálatas 2:20)
 
La obra de Dios en nuestros corazones debe ser AVIVADA para que no se apague.  El clamor de los que tienen ya este fuego, es : “Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer” (Habacuc 3:2)


Podemos decir entonces que un AVIVAMIENTO es un DESPERTAR espiritual. 
Para saber qué es un verdadero AVIVAMIENTO, es necesario establecer, qué es lo que debe ser avivado, o quién debe despertar. 

¡Oh Dios, aviva tu obra!!!

La obra de Dios : La iglesia es la obra de Dios, es la viña, labranza de Dios (1 Corintios 3:9), el plantío de Jehová (Isaías 61:3).  El cuerpo de Cristo debe mantenerse funcionando, debe mantenerse vivo.   Es la iglesia entonces la que debe tener un despertar espiritual. 

Cuando hablamos de avivar, hablamos de un fuego que se está apagando o que está en peligro de apagarse.  Cuando hablamos de despertar, hablamos de alguien adormecido.  En primer lugar entonces, es necesario que la iglesia reconozca su condición.  Y para eso, cada uno de sus miembros debe examinarse. 

Reflexionemos sobre las siguientes preguntas:
¿Será ud. o seré yo como la iglesia de Efeso que dejó su primer amor? (Apocalipsis 2:4)

¿Será ud. o seré yo como la iglesia de Laodicea que había dejado a Cristo fuera de su vida? (Apocalipsis 3:20)

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