"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;" 2 Pedro 1:19

viernes, 5 de mayo de 2017

DEVOCIONAL DIARIO

"He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová." Amós 8:11

El profeta Amós pregonó al pueblo lo que vendría: días de angustia sobre la tierra, juicios divinos, oscuridad a mediodía, lloro y lamento como por hijo único.  Tenemos un mal terrible que es no apreciar las bendiciones de dios mientras las tenemos a disposición.  Por eso clama también Isaías: "Buscad a Jehová mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto qeu está cercano" (Isaías 55:6).  Pero nuestros obstinados corazones no escuchan.  Piensa el hombre que tiene mucho tiempo para buscar a Dios, para arrepentirse, para santificarse, para hacer la obra de Dios, e ignora la fragilidad de su propio cuerpo como la fragilidad de todas las cosas que lo rodean.  
Habrá sed y hambre de la Palabra de Dios.  Hoy se han multiplicado los mensajeros, pero la Palabra buena es escasa.  "Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus concupiscencias" (2 Timoteo 4:3).
No busques lo que te agrada, lo que tu corazón engañoso desea, sino busca la Palabra de Dios hoy. 

Cuando Jesús, el Verbo encarnado, estuvo en la tierra en medio de los hombres, haciendo bienes a todos, prodigios y milagros, no lo apreciaron, sino que lo despreciaron con fuerzas.  Poco antes de que Cristo muriera en la cruz, al mediodía (a la hora sexta, Mateo 27:45), el cielo se oscureció.  Cuando no hay Palabra de Dios, lo que tenemos es tinieblas.  La Palabra de Dios en persona (Jesús) había estado en el templo, en sus plazas, en sus calles, en el lago de Genesaret, en el Jordán, en sus lugares más destacados, y no la oyeron.  El Señor nos advierte que si rechazamos hoy el consejo de su palabra vendrá el día que la buscaremos y no la encontraremos.

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