"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;" 2 Pedro 1:19

miércoles, 12 de abril de 2017

DEVOCIONAL DIARIO

"y se puso entre los muertos y los vivos; y cesó la mortandad." Números 16:48

Éste que se puso en medio es Aarón, el hermano de Moisés y primer sacerdote levita.  El panorama que aquí nos muestran las Escrituras es terrible.  Dios mira a un pueblo rebelde, al cual continuamente él bendice y lo rodea de bienes y misericordias, aún así permanece en su obstinación.   "Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor." (Romanos 10:21).  Es justo que se encienda la ira de un Dios Santo que aborrece el pecado, que no soporta ni siquiera ver la maldad.  Cuando la maldad se multiplica entre los hombres, la justa ira de Dios se acrecienta.  Vemos de manera especial cómo el pecado de la rebeldía y la obstinación traen la ira de Dios sobre nosotros.  Todo pecado es señal de rebeldía y porfía, ya que teniendo enfrente la palabra de Dios, y habiendo recibido muchas veces la lluvia de gracia sobre nosotros, aún así permanecemos endurecidos y sin arrepentimiento. 
Sobre la tierra abundó el pecado, toda clase de maldad hay en los corazones de los hombres, y va en aumento.  La paga del pecado es la muerte, pero el Señor en su gracia, mandó a uno que se pusiera en medio para que detuviera la muerte eterna. 
Cristo es la esperanza del pecador que sólo vive para esperar que la ira de Dios le fulmine. 
“Sólo Cristo y su sangre derramada,
por tan vil y malvado pecador,
Da perdón, da la vida, paz y gozo
y prepara para Dios el corazón.”

Así como en el antiguo pacto, Aarón era el elegido para detener aquella mortandad en el campamento de Israel, hoy Cristo es aquel “elocuente mediador muy escogido” (Job 33:23)  que puede pararse en medio del campamento de este mundo y a aquellos que tiemblan ante la santa ira de Dios por sus pecados, puede gritarles que Dios tuvo de ellos misericordia (Job 33:24). 
Es Cristo el único que puede ponerse en medio, así como hay un solo Dios, hay uno solo que intercede por ti, hay uno solo que murió por causa de tus pecados, hay uno solo que resucitó para que tú también tengas vida.  Jesús se puso entre muertos y vivos, pero hizo algo mucho más que Aarón.  Porque mientras Aarón se paró en medio con su incensario (y el incienso es tipo de la oración), Cristo al ponerse en medio de nosotros (muertos espirituales) y Dios (que vive por los siglos), soportó en su propia carne la justa ira de Dios, y absorvió el castigo por nuestra maldad.  Entró una sola vez sacrificándose a sí mismo e hizo perfectos para siempre a los santificados (Hebreos 10:14).

¡Bendito Dios de toda Gracia! ¡El cordero que fue inmolado es digno de toda gloria y alabanza! 

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