“Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed
sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;” 1
Pedro 1:13
En tiempos bíblicos, la vestimenta de los hombres no era como
la actual. Como hemos podido ver
representada en infinidad de películas, series y otros, sabemos que
generalmente usaban vestiduras holgadas, ropas amplias, túnicas largas. Esta clase de ropa tenía su razón de ser, y
tenía su utilidad. Esta túnica que se
utilizaba en algunos casos llegaba hasta los tobillos, por lo que obviamente
podía estorbar para caminar o correr.
Así que lo que había que hacer era “ceñir los lomos”, es decir, sujetar
la túnica con un cinto. Solo se usaba el cinto cuando se salía de la casa.
Esto simboliza entonces, que así como en aquellos tiempos se
sujetaba la larga túnica con un cinto, así mismo debemos también sujetar
nuestros pensamientos e inclinaciones.
Sujetar es lo contrario de dar rienda suelta. Debemos sujetar nuestra mente a la voluntad
de Dios revelada en la Palabra del Señor.
No debemos dejar que nuestras mentes divaguen y anden por cualquier
parte, es sumamente peligroso. “En el
rostro del entendido aparece la sabiduría; mas los ojos del necio vagan hasta
el extremo de la tierra.” (Proverbios 17:24).
El Señor guarda a sus santos, y por eso nos ha dado dominio propio, para
que nos sujetemos, y no hagamos ni digamos locuras, ni nos precipitemos. Seamos sobrios, no extravagantes.
Lo que nos mantendrá sujetos y sobrios, será el esperar en la
gracia de Dios, esa gracia que se manifestará completamente cuando venga
Jesucristo por nuestras almas, sea en el arrebatamiento o sea el día de nuestra
muerte.
Espera en la gracia de Dios que vendrá. Descansa totalmente, recuéstate en la gracia
de Dios y no te impacientes, porque Él no fallará. No hagas lo que no conviene por desesperación,
sino espera por completo en Él, porque el que ha de venir vendrá y no tardará
(Hebreos 10:37).
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