"Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra." Mateo 6:10
En este versículo encontramos dos de las tres primeras peticiones de la Oración Modelo que nos dio el Señor Jesús, y tienen una estrecha relación entre sí.
Cuando pedimos "venga tu reino", debemos pensar en que el reino satánico sea destruido (el mundo está bajo el maligno 1 Juan 5:19), que el Reino de gracia se extienda, es decir, que cada corazón sea alcanzado por el Evangelio y sean salvados para gloria de Dios, y Cristo gobierne en esos corazones.
Al pedir "Hágase tu voluntad", estamos pidiendo que Dios obre en nuestros corazones de tal forma que nosotros nos adecuemos a la voluntad de Dios y seamos conformados a ella. Que neustros corazones deseen lo qeu Dios desea, y así nuestras vidas se conformen a su propósito, a fin de vivir para su gloria y ya no para nosotros mismos, y que estemos tan dispuestos a hacer la voluntad de Dios como los ángeles lo hacen en el cielo: con prontitud y placer.
Estas dos peticiones van unidas una a la otra, porque no podemos tener una cosa sin tener la otra. Si pido que Dios venga y gobierne, yo no puedo quedar fuera de ese gobierno. Y si quiero qeu Dios reine en mi casa, en mi ciudad, yo primeramente debo pedir a Dios que me amolde a su propósito, y yo mismo debo estar dispuesto a hacer su voluntad, de esa manera me transformaré en una pieza que permitirá la expansión del Reino del Señor en la tierra.
El predicador norteamericano del siglo XVIII, Jonathan Edwards, en la primera de sus 70 resoluciones, dice: "Resuelvo hacer todo lo que considere mi deber, sobretodo para el bien y la ganancia de la humanidad en general. Resuelvo, por tanto hacerlo, no importando las dificultades con que me encuentre, ni cuántas, ni cuán grandes sean."
Pide a Dios que reine sobre ti, sobre tu familia, sobre tu ciudad, sobre tu país, y haz todo lo que puedas para que así sea.
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