"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;" 2 Pedro 1:19

lunes, 17 de julio de 2017

LO MÁS VALIOSO DEL MUNDO

"Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.
También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró." Mateo 13:44-46

Hay cosas que para algunas personas son muy atractivas y valiosas, sin embargo para otras personas, esas mismas cosas no les despiertan ningún interés.
El valor de las cosas generalmente es subjetivo, depende de lo que cada quien tenga en su corazón ("donde esté vuestro tesoro, ahí estará también vuestro corazón"). 

El oro, por ejemplo, no tiene ningún valor intrínseco.  Una moneda sólo tiene valor porque nosotros, como sociedad, decidimos y confiamos que lo tiene.

Se dice que en el año 1973, mientra que Richard Nixon era Presidente de Estados Unidos, se decidió cortar toda relación entre el oro y el dolar americano, ya que no había suficiente oro en estados Unidos para respaldar la cantidad de dólares que se habían impreso.  De ahí en adelante, todas las principales monedas son fiduciarias, esto significa que la ley es la que obliga a aceptarlas como pago, no porque estén hechas de algún material precioso, sino solo por una promesa.

¿Qué tiene valor para ti? ¿Qué es lo que consideras más precioso?
El llamado de Dios se dirige a la voluntad del hombre, sin embargo, la voluntad del hombre en su estado natural (sin el nuevo nacimiento) está atrofiada por el pecado, y no desea a Dios ("Y no queréis venir a mi, para que tengáis vida, Juan 5:40). 
Ninguna persona desea a Dios naturalmente (No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios Romanos 3:11).  La naturaleza pecaminosa del hombre mantiene su corazón inclinado hacia lo malo.  No desea a Dios, sino que desea lo malo.  No es totalmente libre, porque está inclinado al mal, a causa de su naturaleza pecaminosa.  
Pero cuando Dios se revela al hombre en toda su gloria, lo que antes no le interesaba ahora cautiva su corazón. La tosca y tenebrosa cruz ahora es preciosa, las palabras que antes eran desagradables ahora son el Evangelio de Gracia y salvación.  
"Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso;..." (1 Pedro 2:7).
La hermosura de Cristo que ahora podemos ver, hace que todo lo demás se vea opaco y pierda su valor, por lo tanto, estamos dispuestos a abandonarlo todo con tal de ganar a Cristo.

jueves, 6 de julio de 2017

DEVOCIONAL - Por una simple calabacera

El enojo se ve como un elemento predominante en el carácter de Jonás.  Cuando Jonás se enoja con Dios porque no destruyó a Nínive, él dice algo así como "yo sabía que no los ibas a destruir, por eso que no quería ir a Nínive".   Una de las cosas que provocan enojo y queja en nosotros es cuando las cosas no salen como nosotros queremos o como pensamos que son correctas, justas o lógicas.  
Bueno, tal vez sea comprensible que se haya enojado por algo así, porque se vio comprometido su orgullo.  Dios le mandó a decir algo que finalmente no ocurrió: la destrucción de Nínive.  Pero parece absurdo que se haya enojado por una simple planta de calabazas.  Ahora bien, no nos fijemos tanto en las supuestas causas del enojo, como en el pecado mismo del enojo.  Cuando hay un pecado predominante en el carácter de una persona, la causa es lo de menos.  Jonás podría arder en ira si se mancha la túnica con salsa de tomates mientras come fideos, o si se le cae el pan con mantequilla justo hacia abajo.                             
Ahora, tampoco seamos tan injustos con Jonás, y veamos la importancia de la calabacera en ese momento.  Se encontraba en un lugar caluroso y con escasa sombra.  Resulta que de pronto Dios hace aparecer una planta que le da suficiente sombra para sentirse aliviado del calor.  Pero justo cuando se sentía tan aliviado de un calor probablemente sofocante (hoy hacen 46° en Mosul que es lo que era Nínive, sin nada de lluvia, bajisima humedad y un viento escaso), entonces se entiende un poco más el enojo de Jonás cuando de un momento a otro, la calabacera se seca.  O sea, eso era lo grave del asunto.  Súmale a eso, que además de las condiciones climáticas naturales del lugar, Dios preparó un viento solano (¿has estado en María Elena a las 3 de la tarde en Noviembre por ejemplo? Yo sí
), es un viento caliente.  El sol hirió la cabeza de Jonás (cap. 4 vs. 8), o sea que tuvo una quemadura.
Dios llamó la atención de Jonás con algo que era grave para él, y usó esa situación molesta e incómoda para hacerlo pensar en Nínive y sus habitantes.  Si él se preocupó de que una simple calabacera se secara, acaso ¿Dios no se preocuparía de una ciudad llena de almas ignorantes y sin conocimiento espiritual?
Dios usó ese pecado o tendencia a la ira de Jonás para hacerle entender algo importante para su carácter, el desarrollo de su ministerio como profeta y su alma.

miércoles, 21 de junio de 2017

DEVOCIONAL DIARIO - Perfume inimitable

“Como este incienso que harás, no os haréis otro según su composición; te será cosa sagrada para Jehová.” Éxodo 30:37

 Este incienso al que se refiere nuestro texto de hoy era un compuesto de especias aromáticas, estacte (una resina), uña aromática (es el opérculo de los moluscos, esa especie de tapa que tienen los caracoles y los locos), gálbano aromático (gomorresina que sale de la raíz de una planta llamada gálbano) e incienso puro (vs. 34).  Este perfume era preparado y consagrado para quemarlo en el altar del incienso.  En las Escrituras, este incienso tipifica o representa la oración verdadera, es decir la que hacen los santos de Dios, los verdaderos creyentes (Ap. 5:8; Salmo 141:2).  Como perfume es ante el Señor la oración de sus escogidos que claman a Él de día y de noche.  La oración que mana de un corazón necesitado de Dios, un corazón quebrantado, al contrario de un corazón duro y soberbio, es agradable para nuestro buen Padre Celestial (Ezequiel 20:41).  Note que los componentes del incienso del altar debían ser molidos en polvo fino.  Esto nos habla de delicadeza y suavidad.  Nuestra oración debe ser fuerte en el sentido de que debe ser constante y ferviente, pero debe brotar de un corazón humilde, derramado ante el Señor.Dios sabe distinguir entre la oración sincera y una oración fingida, porque Él conoce y examina constantemente nuestros corazones.  No actuemos delante del Señor, seamos simples y honestos, porque estamos ante el Dios de toda carne, el Señor de toda la Tierra.Nadie puede falsear delante del Señor, Él lo conoce todo.  Presentémonos ante Dios con certidumbre de fe, pero tal cual somos, a Él no podemos ocultarle nada en absoluto.  Así que no intentemos hacer una imitación de este incienso puro y santo, Él nos ha dado la fe y con esa fe debemos dirigirnos ante el Señor.Acudamos al Señor con confianza, pero también con temor y reverencia.    

martes, 20 de junio de 2017

DEVOCIONAL

"Y harás de ello el aceite de la santa unción; superior ungüento, según el arte del perfumador, será el aceite de la unción santa.Génesis 30:25
 El trabajo encomendado por Dios a Moisés era confeccionar una diversidad de elementos que serían utilizados en el culto a Dios.  Era el momento en que Dios estaba estableciendo la forma en que debía ser adorado por los hombres.  Él estableció un lugar (el Tabernáculo) y también estableció un culto.  Una de las cosas importantes ya que era lo que habilitaba a los hombres que se encargarían de ministrar delante del Señor, era el aceite de la santa unción.  Vemos que, como cada cosa que formaría parte del culto a Dios, debía ser confeccionado de manera cuidadosa y de acuerdo a las instrucciones reveladas por Dios.  El aceite de la santa unción era lo que se derramaba sobre los levitas y sacerdotes para consagrarlos para su trabajo sagrado.
Esta aceite, resultaba ser una especie de perfume, preparado con componentes específicos: mirra, canela, cálamo, aceite de oliva (vs. 23-24).  Es un “superior ungüento”, es decir, un perfume de alta calidad, superior a cualquier otro.
Pero este superior ungüento, no es más que la representación del verdadero y superior perfume, el verdadero aceite de la unción santa: El Santo Espíritu de Dios. En 1 Juan 2:20, el autor dice a la iglesia que tiene la “unción del Santo”.  Es decir que cada verdadero creyente, que compone la Iglesia del Señor, tiene este perfume, tiene este aceite santo.  Hoy en la iglesia, no hay levitas, ni sacerdotes, pero sí labores y roles diferentes, según los dones que Dios mismo ha repartido soberanamente, y para ejercer dichos dones, necesitamos la “unción del Santo”.  El Espíritu de Dios se ha derramado sobre nosotros (Hch 2:33) y nos ha sellado para el día de la redención (Ef. 4:30).
El Espíritu Santo de Dios está en la iglesia, y vive en la iglesia, porque vive en cada creyente.  Dios nos ha dado de Su Espíritu, sin el cual no podríamos conocer a Dios, porque es esta unción la que nos guía a toda verdad y a toda justicia.Necesitamos que este perfume verdadero siempre esté en nosotros, clamemos siempre a Dios para ser llenos y totalmente controlados por este superior ungüento.  

viernes, 9 de junio de 2017

DEVOCIONAL DIARIO

“Oye, hija, y mira, e inclina tu oído;
Olvida tu pueblo, y la casa de tu padre;” Salmos 45:10

Este es el tierno llamado a una doncella escogida para que se ponga al servicio del Rey.  La voz de Dios que inspira al salmista trata con delicadeza a esta doncella y le llama “hija”.
Esta muchacha escogida es la Iglesia.  La iglesia es una doncella espiritual, una virgen que se desposa con el Rey.  El matrimonio es una representación de la unión mística entre Cristo y la Iglesia, y así debemos verlo si queremos mantener la honra de éste.   En el mandato que recibe esta doncella podemos ver una característica de la Iglesia y a la vez una orden a obedecer.
“Olvida a tu pueblo, y la casa de tu padre;”  ¿Dónde vive la iglesia y quién es su padre?  En términos naturales, la iglesia está compuesta por miembros de la raza humana, y como tal, vive en el mundo, en medio de la humanidad, inserta en una variedad de culturas y maneras de ver la vida.  Ese es su pueblo: el mundo.  La iglesia es llamada a olvidar su pueblo, es decir, a dejar el mundo, y apartarse de él.  Esta es una separación espiritual más que física. Pedro lo explica muy bien con estas palabras: “baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías” (1 Pedro 4:3).  Aún el pueblo de Israel tiene su origen en un pueblo idólatra (Ur de los caldeos, la tierra de Abraham).  Así como el Señor le dijo a Abraham, “sal de tu tierra y de tu parentela”, le dice a esta doncella que es la Iglesia: “Olvida a tu pueblo, y la casa de tu padre”
También en términos naturales, el padre de esta doncella no es otro que Adán, ya que la iglesia es tomada de entre la humanidad.  Por lo tanto la iglesia está conformada por pecadores, herederos de Adán, pero redimida, comprada por precio, rescatada de la esclavitud del pecado y puesta en honra, para ser unida a su Redentor, el Rey de Reyes. 
Somos parte de la Iglesia, y el llamado de Dios en este salmo sigue resonando cada vez que un pecador es llamado al conocimiento de Cristo, cada vez que alguien es regenerado por el Espíritu Santo, cada vez que alguien es llamado al arrepentimiento y a la fe en Cristo.  Lo primero que el Señor nos dijo cuando volvimos a nacer y pudimos oír la tierna voz del Salvador es : “Olvida a tu pueblo, y la casa de tu padre”.

jueves, 1 de junio de 2017

DEVOCIONAL DIARIO

He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad. Jeremías 33:6

El hombre, en su terquedad, muchas veces hace algo que no tiene caso, se empeña en algo de lo cual no sacará ningún resultado, como quien intenta traspasar una pared sólida.  Por causa de su obstinación y rebeldía, se empeña en ir contra la voluntad de Dios, con una esperanza falsa alimentada por su propio corazón, porque prefiere intentar salirse con la suya, antes que asumir que se ha equivocado y tener que humillarse y arrepentirse.  Pero no hay cosa más necia que esa.  El obstinado sufre “la pena que merece su delito” (Himno 386, “Llegar quiero a la cima del collado”), no sacará otro resultado.  Lo maravilloso de este texto, es que da esperanza que si el hombre por fin se rinde, y deja de luchar contra Dios, tendrá paz, una paz que jamás ha experimentado, una paz abundante. 
Dice el Señor que traerá sanidad y medicina ¿Cómo?  En Isaías 53:5 nos habla del sacrificio de Cristo, el siervo sufriente, que se entrega a sí mismo a la muerte, a fin de dar vida a todos los que creen en su Nombre.  Él fue herido por causa de tu rebelión, fue molido por causa de tus pecados, recibió el castigo que te tocaba a ti para que tengas paz.  A través de su sufrimiento y dolor nosotros tuvimos sanidad, una sanidad que va más allá de toda sanidad física, se trata de las llagas supurantes que te ha causado el pecado. El mismo profeta Isaías dice acerca del pecador sin Cristo que “no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite” (Is. 1:6).  El pecador sin Cristo, permanece en un estado lamentable.  Pero muchas veces también el creyente puede estar en un estado lamentable, al permanecer en rebeldía ante Dios.  Pero en Cristo tendrá “sanidad y medicina”.
Dios promete a aquellos que se acercan tan solo por la fe en Él, no solo sanidad y medicina sino “abundancia de paz y de verdad. 
Podemos distinguir dos tipos de paz:
En primer lugar, aquella paz interior, esa tranquilidad del alma que anhelan todos los que son afligidos por cualquier clase de angustia.  Esa paz del alma la alcanzan aquellos que viéndose afligidos por sus propios pecados, acuden al Salvador porque no han hallado nada más que pueda satisfacerles.
En segundo lugar, aquella paz que acuerdan dos enemigos, la tregua, el alto al fuego.  El hombre sin Cristo es enemigo de Dios, el rebelde está huyendo de Dios y da “coces contra el aguijón”.  Nunca estará tranquilo porque está en estado de declarada rebelión contra Dios.  Pero cuando por fin se rinde en sus intentos de hacer su propia voluntad, se arrepiente y se somete al señorío de Cristo, es lavado por la sangre del Cordero, en el momento, deja de ser enemigo y es justificado delante de Dios.  Por eso el apóstol Pablo nos enseña: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Ro. 5:1)

Así que solamente en Dios hallaremos sanidad y paz, por medio de Cristo. No la busques en ningún otro lugar, porque será como querer atravesar una pared sólida. 

miércoles, 31 de mayo de 2017

DEVOCIONAL DIARIO - Justicia Nuestra

“En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y se le llamará: Jehová, justicia nuestra.” Jeremías 33:16

Dios desde antiguo quiso revelar a su pueblo cómo haría firme su pacto, cómo cumpliría su promesa.  Entre sombras y como por espejo, mostró a los profetas la gloria de Cristo.  Estos, dice el Apóstol Pedro, buscaron con diligencia quién sería el Salvador y cuando aparecería (1 Pedro 1:10-11).  El Señor haría resplandecer el sol de justicia, que en sus alas traería la salvación (Mal 4:2), y éste se llamaría JESÚS, porque “él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt. 1:21).  Jesús es una variación del nombre Josué, y significa “Jehová Salva”.  Ya que Dios es el único que puede salvar al hombre de su pecado y de la condenación eterna, este poder salvador se concentró en su Hijo, Dios manifestado en carne (1 Ti 3:16). Él es el Ángel de Jehová, Él es el varón que se apareció a Josué con la espada desenvainada (Jos 5:13), Él es el “cuarto semejante a hijo de los dioses” que estuvo en el horno con los tres jóvenes (Dn. 3:25)
Ahora bien, ya hemos identificado a Jesucristo con Jehová, y también hemos visto que Jehová es nuestro salvador, que es igual a decir que Jesucristo es nuestro Salvador.  Pero ¿qué relación tiene la salvación con la justicia?  La justicia se relaciona con la rectitud y el estricto apego a la ley.  Alguien justo es alguien que actúa bien.  En Salmos 37:29 dice que “los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella”.  ¿Cómo podremos llegar a aquella tierra maravillosa, al país de Beulah, a la Jerusalén de arriba sin ser justos?  La respuesta es: No podemos.  Dios exige a los que se presentan ante Él en las puertas de la ciudad que sean hallados justos.  Pero encontramos tristemente que no lo somos, que hemos cometido toda clase de pecados y transgresiones.  Que muchas veces hemos sido rebeldes y duros de corazón, que la ley de Dios ha sido quebrantada en nuestras manos.  No hemos podido cumplir la ley, sólo nos ha hecho saber que somos pecadores. Si lloras amargamente por esta realidad, hay para ti consuelo:  el pueblo de Dios (los que creen en Cristo para salvación) será salvo, y habitará seguro, Jehová es nuestra justicia.  Cristo “fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación”. 
“Solo Cristo y su sangre derramada
por tan vil y malvado pecador,
da perdón, da la vida, paz y gozo,
 y prepara para Dios el corazón.” (Himno 326) 
 No somos justos, CRISTO ES NUESTRA JUSTICIA, y sólo en Él tenemos salvación.

martes, 30 de mayo de 2017

DEVOCIONAL DIARIO

“Haré que se acerque mi justicia; no se alejará, y mi salvación no se detendrá. Y pondré salvación en Sion, y mi gloria en Israel.”  Isaías 46:13

Duros de corazón, lejos de la justicia.  Lejos de cumplir fielmente con la ley de Dios, así estábamos.  No somos justos por naturaleza, sino pecadores y transgresores.  Atestados de toda injusticia (Romanos 1:29).  Esa es la naturaleza pecaminosa que heredamos de Adán, el viejo hombre.  Sin embargo, cuán ciegos estábamos porque pensábamos que una hoja de higuera (Gn. 3:7) era suficiente para cubrir nuestra vergüenza delante de Dios.  El hombre orgulloso, piensa que no tiene necesidad de justicia, pero no se da cuenta que es miserable, pobre y desnudo (Ap. 3:17).  Piensa que con sus buenas obras podrá compensar sus pecados, pero está lejos de la justicia, está lejos de cumplir perfectamente con la ley de Dios como Él lo exige.  Para entrar a los cielos exige una justicia perfecta, “nada impuro allí entrará” dice el poeta (Himno 338, “Oh Señor, procuro en vano”). 

Hasta que llega Cristo a la vida del hombre.  El misterio que estaba guardado desde el principio del tiempo, Cristo, la esperanza de Gloria, Él es nuestra justicia (Jer. 23:6, Él es nuestra paz (Ef. 2:14).  “En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.” (Ef. 2:12).  Cristo es la justicia del hombre, nadie es justo como Él, necesitamos aceptar su muerte en la cruz y su resurrección de los muertos, para que su justicia perfecta sea puesta a nuestra cuenta, y nuestros pecados a la suya.    

viernes, 26 de mayo de 2017

AFLICCIÓN DEL ALMA POR LA INJUSTICIA

“Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley.”  Salmos 119:136
En un sentido, todos los hombres tenemos una relación con Dios, la cuestión es ésta: ¿Cómo es esa relación? ¿Buena o mala? 
El impío tiene una relación con Dios: la relación que tiene un pecador ante un Dios Santo, como la de un delincuente ante un juez justo, sólo espera la condena.  El justo en cambio vive por la gracia de Dios y disfruta de algunas de sus promesas, y está en espera del cumplimiento de la plenitud de ellas. 
Cuando el corazón del hombre es regenerado por el Espíritu Santo (nuevo nacimiento), cambian sus afectos.  Son alteradas sus emociones.  Antes era rebelde a la Palabra de Dios, era infractor de la ley de Dios.  Era esclavo del pecado, pero ahora ama la justicia, quiere fervientemente hacer la voluntad de Dios, y desea con ansias los mandamientos de Dios, porque sabe que son buenos, y se deleita en ellos.  Por lo contrario, cuando la ley de Dios es quebrantada por sí mismo, se lamenta amargamente, y no puede estar indiferente cuando los mandamientos del Señor son traspasados por los hombres.  Así que el Salmista clama así “Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley” 
La Escritura nos habla acerca de este mismo sentimiento en Lot (2 Pedro 2:7-9).  El sentimiento de Lot viviendo en Sodoma y Gomorra, era de aflicción diaria al ver y escuchar sobre la conducta de sus conciudadanos. Lot, siendo justo, vivía en una de las ciudades más corruptas de la antigüedad.  Para un cristiano es imposible ser indiferente a lo que pasa a su alrededor, y ya que está dotado de una nueva sensibilidad, reacciona ante la injusticia en cualquiera de sus formas. 
¿De qué manera reacciona el creyente ante la injusticia y la maldad de la sociedad?
Nuestro texto nos muestra una aflicción y dolor profundos, tanto que el salmista dice llorar profusamente.  No son lágrimas forzadas, ni un leve dolor, sino que es un llanto desconsolado, el salmista llega a usar una hipérbole comparando su llanto con ríos.  Esto era provocado por la maldad de los hombres de su tiempo, la falta de fidelidad a Dios y la abierta rebeldía a su Palabra. 
Estamos sin duda viviendo en los tiempos profetizados en Salmos 2:1-3 (aparte del cumplimiento aplicado en el libro de los Hechos cuando Cristo el Señor fue crucificado). La maldad ya no son hechos particulares y casuales, sino que la injusticia ya es sistemática.  No se trata sólo de prácticas malas, sino de todo un sistema maligno que promociona la inmoralidad.  
La mente del hombre natural está sustentada en su naturaleza caída, la herencia de Adán, es una mente corrupta, que no discierne entre lo bueno y lo malo, sino que con facilidad confunde las cosas (Isaías 5:20).  Aun así, son responsables de su decadencia moral. 
Pensando también en este tiempo de tinieblas, Jesús nos enseñó a orar:  “Santificado sea tu Nombre”, “venga tu Reino”, “hágase tu voluntad…”

Porque aún en este tiempo Dios sigue regenerando a los hombres, y aún tiene poder de santificar y apartar para sí mismo a los más corruptos, santificándolos progresivamente y perfeccionándolos hasta el día de su venida, así como hace con nosotros.  Así que el sentimiento más correcto, no es el odio a los pecadores, porque en otro tiempo también fuimos “hijos de ira, lo mismo que los demás” (Efesios 2:3), sino que debemos tener misericordia pero sin dejar de aborrecer sus contaminaciones (Judas 1:23).

DEVOCIONAL DIARIO

26 de mayo de 2017

“Bien has hecho con tu siervo, Oh Jehová, conforme a tu palabra.” Salmos 119:65.

¿Qué está bien para mí?  Bueno, para mí estaría bien tal cosa, me gustaría que pasara esto, me gustaría tener aquello, me gustaría ir allá, sería bueno llegar a ser tal cosa.  ¿Qué es bueno?  Es la pregunta que nos debemos hacer.  Nuestra opinión respecto a lo que es bueno puede ser muy variada, si nos dejamos influenciar por nuestros corazones engañosos y por las vanidades ilusorias de este mundo, las luces de neón, las marcas, la moda, el alto estatus, lo que tiene mi vecino, etc.
Pablo dice que nuestra poca claridad acerca de lo que es bueno afecta nuestra oración, pero tenemos la garantía de que el Espíritu Santo intercede para nosotros, porque “qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Ro. 8:26).  Muchas veces no sabemos lo que realmente nos conviene, y pensamos que algo es bueno cuando realmente no lo es.  Y a la inversa, pensamos que algo es inconveniente, molesto, desagradable, o derechamente malo, cuando realmente ha sido algo beneficioso para nosotros sin habernos dado cuenta. 
Muchas veces no hemos sido agradecidos con Dios por sus bondades y misericordias, porque las hemos juzgado como malas, como el niño que hace muecas al tomar sus remedios que le parecen asquerosos.
Tal vez muchas veces Dios no nos ha concedido exactamente lo que queríamos, lo que pensábamos o anhelábamos, y eso puede producir amargura en el corazón, igual que el remedio malo en la boca.  Debemos combatir esa amargura con la gratitud.  Confesar que, aunque no lo entendamos bien, Dios ha hecho bien con nosotros.  Ha sido tremendamente bueno, no nos ha pagado conforme a nuestros pecados y maldades, sino que ha tenido misericordia.  Su gracia nos ha rodeado, y nos ha dado bendición en vez de maldición.  Que eso no se vea muchas veces en nuestro bolsillo o en nuestra mesa, no nos debe amargar.  Debemos agradecer a Dios por su grande amor, porque Él ha sido bueno, ha apartado su ira de nosotros, y nos ha dado el gozo de su salvación, nos ha dado múltiples bendiciones en Cristo (Efesios 1:3).
“Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento” (1 Timoteo 6:6)

Gracias Señor, porque me has hecho bien. ¡Gracias!  

lunes, 22 de mayo de 2017

DEVOCIONAL DIARIO

“ A ti te fue mostrado, para que supieses que Jehová es Dios, y no hay otro fuera de él.” Deuteronomio 4:35

Moisés le habla al pueblo de Israel, amonestándoles contra la idolatría, instándoles a guardar los mandamientos de Dios, advirtiéndoles las consecuencias de desobedecer los mandamientos, pero también dándoles promesa de parte de Dios, de que Él les salvará cuando clamen en su angustia. 
El pueblo de Dios es testigo del poder de Dios, es testigo de la grandeza de Dios, de lo terrible que es, y también de lo infinitamente grande que es Él, y lo grande que es su amor para con su pueblo.
Nuestros corazones se desvían con facilidad.  Con mucha frecuencia olvidamos lo que hemos visto, lo que hemos oído, lo que hemos experimentado, y las vanidades ilusorias (Salmos 31:6; Jonás 2:8) hacen que nuestra visión de la vida y nuestro camino se distorsione.  Empezamos a ver las cosas como no son, las circunstancias que están alrededor nos hacen olvidar todo lo que ha hecho Dios por y en nosotros.  La ilusión de nuestras propias metas, y lo que nosotros queremos hacer de nuestra vida, se transforman en ídolos y comienzan a esclavizarnos, porque empezamos a vivir en función de esas vanidades ilusorias, de esos sueños, y cambiamos las misericordias de Dios por alcanzar esos sueños.  Pero Dios nos recuerda que Él se manifestó a nosotros, que Él se ha mostrado a nuestras vidas a punta de grandes demostraciones de poder.  ¿No hemos oído hablar a Dios dentro de nuestros corazones?  ¿No nos ha saciado muchas veces cuando desfallecíamos de angustia? ¿Acaso no hizo grandes cosas para sacar nuestras almas del peligro? ¿Y no nos sacó del mundo donde estábamos esclavos, con brazo poderoso?  ¿Acaso hay algún grupo, alguna comunidad, alguna religión que haya experimentado el poder y el amor de Dios como se ha manifestado en medio nuestro?  Basta conversar un poco con las personas que nos rodean, sean ateos o tengan la religión que tengan, y notaremos la ausencia del testimonio que nosotros tenemos.  Notaremos que aunque algunos proclamen a Dios, no han visto ni han oído a Dios en medio de ellos. 
¿Hemos escuchado hablar a Dios por medio de las Escrituras, en medio del fuego, mientras nuestros corazones arden (Lucas 24:32), ¿Hemos visto por la fe a Cristo crucificado, venciendo sobre todos nuestros enemigos, y resucitando con poder para darnos vida nueva? (Col 3:11-15). 
No hay otro Dios fuera del nuestro, no existe dios con tal poder, sólo nuestro Dios.  Digan lo que digan a nuestro alrededor, “estamos en el verdadero” (1 Juan 5:20)

martes, 16 de mayo de 2017

LA INSPIRACION DE LAS ESCRITURAS


“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,” 2 Timoteo 3:16
En primer lugar el hombre de Dios debe estar plenamente seguro respecto a la inspiración de la Palabra de Dios. Decimos que la Biblia o las Escrituras, son inspiradas, o sea, sopladas por Dios, por medio del Espíritu Santo en los hombres que las escribieron (2 Pedro 1:21)
Creemos en la inspiración verbal y plenaria de las Escrituras.
Esto significa que cada palabra que se encuentra en la Biblia nos ha sido dada por Dios (VERBAL).  PLENARIA significa que todos los libros de la Escritura (66 libros en total) son inspirados por Dios.  No hay ninguno que tenga menor autoridad o que se necesite menos que los otros.  Eso no significa que todo lo que se menciona en la Biblia sea moralmente correcto, como la mentira de alguien o un asesinato, pero el registro de dichos eventos está bajo la dirección de Dios y es preciso.
¿SOLO DEBEMOS CONFIAR EN LA BIBLIA EN ASUNTOS RELIGIOSOS Y/O ESPIRITUALES?  ¡No!  Las Escrituras son inspiradas también en materia de ciencia, historia natural, historia y geografía.  Ej. Is. 40:22; Sal. 104:5-13.
¿Y LA VIDA ACTUAL?  No hay mandamiento y requerimiento en la Biblia que esté fuera de tiempo o condicionado a la cultura (Mateo 5:18-19).
LA ESCRITURA ES UTIL PARA:
Enseñar: Gr. Didaskalia, doctrina, aprendizaje; Redargüir: Gr. Elengkhos, probar, convencer; Corregir: Gr. Epanorthosis, enderezar de nuevo, rectificar; Instruir : Gr. Paideia, educar o entrenar, corrección disciplinaria, castigar, nutrir; En justicia : Gr. Dikaiosune, equidad de carácter o acto.
El objetivo de Dios al revelarnos Su Palabra es que los creyentes seamos perfeccionados y preparados para toda buena obra.    


lunes, 15 de mayo de 2017

DEVOCIONAL DIARIO

“Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo;El que ande en el camino de la perfección, éste me servirá.” Salmos 101:6 


El Espíritu Santo obra en la voluntad de los salvados, a fin de que los corazones de piedra sean cambiados por corazones de carne (Ezequiel 11:19 y 36:26), cambia los deseos que antes eran corruptos, por anhelos de santidad.  El creyente mira con desprecio sus antiguos pecados y con dolor sus actuales pecados, y anhela ser conformado a la imagen de Cristo.  Dios hace algo tan grande en el corazón del pecador que hace que desee a Dios más que a nada, y mientras por el impulso del mismo Espíritu, el hombre busca incesantemente de Dios, el Señor le provee las armas, y las fuerzas para santificarse.  Una de estas cosas que nos provee Dios es la firme determinación que tenía David de buscar la santidad.  Apartarse de los pecadores (en el sentido de no ser como ellos), y buscar la perfección con afán.  Hay algo interesante en este versículo, y es que nos provee una aplicación práctica de cómo buscar la santidad, y eso es mirar el ejemplo de los piadosos e imitarlo.  En Hebreos 13:7 dice: “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe.”Mira la conducta de los justos y cree lo que ellos creen, porque eso te llevará a la piedad y la santidad.  Rodéate de hombres y mujeres que busquen a Dios de todo corazón, porque “el que anda con sabios, sabio será, mas el que se junta con necios será quebrantado” (Proverbios 13:20).  Selecciona tus amistades y tus conversaciones, para que te sirvas de sus devociones y te empapes de la intensidad de su amor por Dios.

miércoles, 10 de mayo de 2017

DEVOCIONAL DIARIO

"Envió su palabra, y los sanó,Y los libró de su ruina."  Salmos 107:20


¡Cuánta necedad ha habido en nuestras vidas! El recuerdo de nuestros errores muchas veces nos abruma, y viene a ser una carga insoportable.  ¡Cuánto no hemos pecado contra nuestro Dios!  Muchas veces fuimos desobedientes a su Palabra y llevamos las consecuencias  (algunas nos persiguen hasta el día de hoy y permanecen como cicatrices en nosotros).  Tal vez nuestros pies se deslizaron hasta las puertas de la misma muerte eterna.  Pero ha sido tan grande la gracia de Dios, que nos ha dado salvación sin merecerla.  Que este Dios de amor se inclinó a nosotros, y escuchó nuestros débiles gemidos de dolor, en medio de la angustia, y nos socorrió. 
“Envió su palabra y los sanó”.  Cristo es la Palabra del Padre, el Verbo hecho carne (Juan 1:14).  Fue enviada para nuestra salud completa. La palabra salud en el ámbito teológico tiene las siguientes implicancias: Estado de gracia espiritual; Salvación del alma.  En ese sentido es usada la palabra salud en la Biblia Reina Valera de 1909, la misma que se tradujo salvación en la Reina Valera 1960. 
Cristo, el Verbo, fue enviado por el Padre para tu completa salud, salvación plena. 
“Y los libró de su ruina”.  La palabra ruina puede ser aplicada a lo económico, como también a lo físico, espiritual y moral.  Según la RAE RUINA significa: Caer o destruirse algo; pérdida grande de los bienes de fortuna; Destrozo, perdición, decadencia de una persona o de un grupo de ellas; restos de uno o más edificios arruinados. 
En cuanto a lo más importante de nuestra vida, nuestra alma (Mateo 16:26), el hombre sin Cristo siempre está en un estado de ruina, aunque por la abundancia de los bienes de este mundo el hombre no lo note. 
Pero Dios en su misericordia envió su palabra, Cristo, y nos sanó, y nos libró de grande ruina. 
¡Gracias a Dios por su don inefable! (2 Corintios 9:15)



DEVOCIONAL DIARIO

“No es así mi casa para con Dios; Sin embargo, él ha hecho conmigo pacto perpetuo, Ordenado en todas las cosas, y será guardado, Aunque todavía no haga él florecer Toda mi salvación y mi deseo.”  2 Samuel 23:5

Este texto está incluido en las últimas palabras de David (2 Samuel 23:1).  David admite su falta de justicia y rectitud.  Él no mira el reinado que le precedió, ni cómo fue la vida de Saúl.  Menos se compara con los reyes de las naciones vecinas.  Él compara la vida y la conducta de su casa (su familia), con la bondad y la fidelidad de Dios, y dice: “no es así mi casa para con Dios”.  Mi familia no ha sido un sol de justicia, no ha sido como lluvia en tiempo bueno que hace fructificar la tierra.  Pero aún ha sido Dios ha hecho pacto conmigo, a pesar de mis muchos pecados y de que “varios años he luchado por ser bueno, y no puedo ni he podido ser mejor” (Himno 326) .David confía en la fidelidad de Dios, y sustenta su esperanza en que Dios no falla.  Él sabe que Dios guardará su pacto porque Él no puede negarse a sí mismo.  Aun cuando muchas veces no veamos la obra completa de Dios en nosotros, aun cuando muchas veces nos vemos lejos de lo que tenemos que ser, porque no vemos que haya florecido aun toda nuestra salvación, y no podamos ser como quisiéramos para Dios. Esto no deja tranquilo al cristiano, sino que produce en él un intenso deseo por buscar más de Dios y que Dios siga haciendo su obra en su vida.  La tristeza que nos inunda por causa de una vida tibia, de poca entrega, de muchos pecados aún, de un carácter no formado, nos conducirá a Cristo.  Pero al mismo tiempo, el creyente descansa y confía en el Señor, no en sus propias fuerzas.Dios es nuestra salvación, por tanto no temeremos. Dios siga haciendo su obra en nosotros, busquémosle con afán.

viernes, 5 de mayo de 2017

DEVOCIONAL DIARIO

"He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová." Amós 8:11

El profeta Amós pregonó al pueblo lo que vendría: días de angustia sobre la tierra, juicios divinos, oscuridad a mediodía, lloro y lamento como por hijo único.  Tenemos un mal terrible que es no apreciar las bendiciones de dios mientras las tenemos a disposición.  Por eso clama también Isaías: "Buscad a Jehová mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto qeu está cercano" (Isaías 55:6).  Pero nuestros obstinados corazones no escuchan.  Piensa el hombre que tiene mucho tiempo para buscar a Dios, para arrepentirse, para santificarse, para hacer la obra de Dios, e ignora la fragilidad de su propio cuerpo como la fragilidad de todas las cosas que lo rodean.  
Habrá sed y hambre de la Palabra de Dios.  Hoy se han multiplicado los mensajeros, pero la Palabra buena es escasa.  "Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus concupiscencias" (2 Timoteo 4:3).
No busques lo que te agrada, lo que tu corazón engañoso desea, sino busca la Palabra de Dios hoy. 

Cuando Jesús, el Verbo encarnado, estuvo en la tierra en medio de los hombres, haciendo bienes a todos, prodigios y milagros, no lo apreciaron, sino que lo despreciaron con fuerzas.  Poco antes de que Cristo muriera en la cruz, al mediodía (a la hora sexta, Mateo 27:45), el cielo se oscureció.  Cuando no hay Palabra de Dios, lo que tenemos es tinieblas.  La Palabra de Dios en persona (Jesús) había estado en el templo, en sus plazas, en sus calles, en el lago de Genesaret, en el Jordán, en sus lugares más destacados, y no la oyeron.  El Señor nos advierte que si rechazamos hoy el consejo de su palabra vendrá el día que la buscaremos y no la encontraremos.

DEVOCIONAL DIARIO

"Allí establece a los hambrientos, y fundan ciudad en donde vivir." Salmos 107:36

Dios es, sin duda, el soberano de la Tierra.  Claramente las Escrituras nos muestran a un Dios Todopoderoso, que cumple su propósito en los hombres, que envía su palabra y ésta cumple la función para la cual fue enviada.  Sus obras son perfectas, y sus planes infalibles.  Este es el Dios que es capaz de hacer de un valle fértil un desierto, y al mismo tiempo, convertir un sequedan en una tierra maravillosamente fructífera.
El Señor prepara lugar para los suyos.  En su tiempo los llama, pone la fe en ellos para que puedan acudir a su llamado y se levanten de los muertos.  Él llama a los afligidos, a los endeudados, y a los que están en amargura de espíritu (1 de Samuel 22:2), les levanta y les da seguridad (JOb 5:11), y les da una heredad (Salmos 16:6), y los establece en ella (1 Pedro 5:10).  
A los que no tenían nada de que sentirse orgullosos, les ha dado una cruz (Gálatas 6:14), y les ha dado una ciudad habitable, un lugar donde vivirá para siempre con el Señor. 
Aquí todo es temporal, todo tiene fecha de vencimiento, pero Dios ha preparado para los suyos una morada eterna (HEbreos 13:14)
¡Cuánto gozo hay en los hijos de Dios, aquellos que han sido consolados y saciados!
¡Con razón Jesús los llama "BIENAVENTURADOS"!

miércoles, 3 de mayo de 2017

DEVOCIONAL DIARIO - Sin palabras

"No hay lenguaje, ni palabras,
Ni es oída su voz." Salmos 19:3

Sordo es el hombre de nuestro tiempo, nos movemos como hormigas con la cabeza agachas y solo cambiamos de rumbo cuando chocamos con otro.
¡Cuán difícil se en nuestros días detenernos a ver la gloria de Dios en la creación! ¡Cuánto se han agravado nuestros oídos para no oír, y cuánto se han nublado nuestros ojos para no ver, y nuestra mente para no entender!
El hombre toma las palabras de Tomás y dice: "si no viere... no creeré" (Juan 20:25), pero el Apóstol Pablo dice que "las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa (Romanos 1:20).  Dios se revela y habla a los hombres a través de las Escrituras (Revelación Especial), pero también Dios se muestra a los hombres y les habla a través de la creación (Revelación General).  Si una pequeña tribu aislada en lo profundo de una selva, o en lo más lejano de un polo nunca ha oído las hermosas palabras de vida del Evangelio, aún así no podrían negar que hay un Dios.  Hay demasiada evidencia de que Dios existe.
El rumor de las aguas de un torrente, el brillo del sol, la belleza caprichosa de las nubes, los colores en el cielo al atardecer, todo nos habla de Dios.  No hay palabras, ni es oída su voz, pero la creación exalta al Creador, lo alaba y nos muestra su gloria.
Si el hombre natural no puede oír las palabras de Dios (Juan 8:47), ni tampoco es capaz de oír la voz de la creación, no seamos nosotros sordos.  
A nosotros se nos ha revelado por el Evangelio, y ahora podemos ver más claramente.  Ahora Dios ha abierto nuestros oídos y nuestros ojos.
Ahora que podemos oír y que podemos ver, apreciemos la belleza de la vida y glorifiquemos a Dios por su misericordia. Reconozcamos a Dios en todos nuestros caminos (Proverbios 3:6).

martes, 2 de mayo de 2017

DEVOCIONAL DIARIO

"Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?" Lucas 23:40

Dos ladrones acompañan a Jesús en sus últimas horas, y cuán dramáticamente nos muestra este cuadro la historia de la salvación.  la vida y la muerte están en ese cuadro.  La salvación y la condenación juntas al mismo tiempo.  Jesús está cumpliendo una misión, pero estos ladrones están a las puertas de la eternidad.  Por gracia, a uno de ellos le fueron abiertos os ojos para ver al Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen (1 Timoteo 4:10).  Sin embargo, el otro ladrón se había endurecido a tal grado, que estando ante las puertas de la eternidad permanecía incrédulo.  Es cierto que en forma natural nadie se arrepiente solo por estar ante la misma muerte, como es muy poco probable que el temor y el arrepentimiento que algunos muestran cuando sucede un terremoto o alguna otra catástrofe sea permanente y verdadero.
Muchas veces pensamos como el ladrón que reprendió al otro.  ¿Cómo es posible que tal persona no se arrepienta, siendo que Dios lo sanó? ¿Cómo es posible que no se arrepienta siendo que Dios lo ha librado de la muerte tantas veces?  ¿Cómo es posible que no se arrepienta y se rinda ante Dios siendo que está pasando una situación tan difícil o por una enfermedad tan terrible?
Cuando pensamos así estamos poniendo el arrepentimiento y la fe en Cristo en un plano natural, como si no fuera una obra de Dios en el corazón del hombre sino algo que el hombre hace por su propia voluntad.  Olvidamos que el corazón de los hombres está endurecido por el pecado, olvidamos que mientras el Hijo no nos liberte, nadie es verdaderamente libre, sino esclavo del pecado (Juan 8:34, 36).  
Nos queda a nosotros pensar que cada día estamos ante Dios, y que no sabemos el día de nuestra muerte.  No estamos en una cruz como aquellos ladrones, pero estamos expuestos a la muerte, en cualquier momento.  Esto nos debe motivar a amar a Cristo, que nos ha salvado, con todas nuestras fuerzas, a vivir en arrepentimiento delante de Él, porque estamos a las puertas de la eternidad aunque no lo veamos.  
¿Está alguno tan endurecido que sabiendo estas cosas no teme a Dios? ¿Está alguno tan ciego que no puede ver al Salvador a su lado y que con tierno acento le llama al arrepentimiento?  ¿Ni aun en la situación que te encuentras temes tú a Dios?
"A Jehová de los ejércitos, a él santificad; seas él vuestro temor, y él sea vuestro miedo." Isaías 8:13

viernes, 28 de abril de 2017

DEVOCIONAL DIARIO

"Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste para su sed."  Nehemías 9:20

Nehemías, que era copero del Rey Ciro, de Persia, lideró la restauración de Jerusalén.  Algo que parecer ser una obra simple, para lo cual teniendo los materiales y la mano de obra, no debería haber ninguna complicación.  Sin embargo, todo en la vida de los creyentes tiene implicancias espirituales.  Por lo tanto, en medio de esta gran labor que tenía el pueblo por delante, también había luchas.  Nada debemos hacer sin contar con la ayuda divina.  Nehemías hace algo qeu tal vez para cualquiera sería innecesario en este caso: Él ora y pide a Dios perdón por los pecados del pueblo.  Alguien pensaría "¿para qué hacer eso?  Sólo se trata de construir, vamos a buscar nuestras herramientas y trabajemos."  
Nehemías confiesa los pecados de su pueblo como propios.  dentro de esa confesión, él reconoce los pecados cometidos por sus padres (las generaciones pasadas), pero contrasta el pecado de ellos con la misericordia y la gracia de parte de Dios.  La gracia de Dios es la única forma en que el hombre no muera en sus pecados.  Por otro lado, cuando el hombre persevera en pecar y no se arrepiente a pesar de todos los beneficios recibidos, la gracia hace que el pecado sea todavía más grave.  Pablo a este respecto pregunta: "¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?" (Romanos 6:1)
Así que Nehemías ruega a Dios que tenga misericordia de su pueblo, porqeu han sido rebeldes aun cuando han estado rodeados de las muestras de su gracia, paciencia y bondad.
Aquí tenemos dos formas en las que Dios nos beneficia a pesar de que somos muy faltos: 
La guía de su buen Espíritu (toda clase de bendiciones espirituales)
El maná del cielo y el agua de la roca (el sustento diario, aun de las maneras más increíbles)
Dios en su amor no nos deja, pero eso debe motivar nuestro amor hacia Él.  La gracia de Dios nunca es una licencia para seguir pecando, el verdadero creyente no piensa que porque Dios le ha perdonado puede seguir tras sus deseos pecaminosos.  El verdadero creyente admira la bondad de Dios y la paciencia que ha tenido para con él, y se admira de que siendo tan indigno Dios no le haya destruido y que no le haya abandonado, entonces se vuelve a Dios de todo corazón, se arrepiente y no quiere volver a alejarse de Él. 

jueves, 27 de abril de 2017

DEVOCIONAL DIARIO - No te tires el pelo

"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias." Filipenses 4:6

La palabra afán significa "deseo intenso que mueve a hacer una cosa; empeño o interés que se pone en una cosa".  Sin embargo la palabra que se tradujo afanosos, es el vocablo griego "merimnao", que significa "estar ansioso acerca de algo".  La ansiedad se define como "estado mental que se caracteriza por una gran inquietud, una intensa excitación y una extrema inseguridad"; también es "angustia que acompaña a algunas enfermedades, en especial a ciertas neurosis".
Vemos que esta clase de afán a la que se refiere nuestro texto el día de hoy, es algo enfermizo.  El Apóstol nos previene de esta clase de afán, que no es igual a la diligencia que debemos tener como hijos de Dios.  La ansiedad o afán es algo que no nos deja vivir, y que aparece como una reacción nuestra ante una situación difícil o ante un peligro  inminente, o ante algo que debemos hacer.  Cuando vemos que aparece la adversidad, el problema a resolver, o la tarea a realizar, tenemos dos opciones: Confiar en Dios, o ser consumidos por la ansiedad. 
Confiar en Dios no significa no hacer nada, sino qeu significa que buscaremos su dirección y su poder para hacer frente a la situación.  Para esto es importante que oremos, que roguemos, y también que demos gracias a Dios, que no seamos quejumbrosos por la situación que estamos viviendo o por lo que pensamos que se nos viene encima.  
Por lo contrario, quien se afana se desespera, pierde la paz, el gozo del Señor, la esperanza se ve negra, vive en amargura y no ve a Dios en sus circunstancias.
Tenemos grandes tareas delante de nosotros, no es tiempo de dormir, no es tiempo de bajar los brazos ni tenderse en el camino, pero de nada servirá que te quedes en un rincón, sin poder dormir, tirándote el pelo, pensando día y noche pero sin hacer nada.  
Confía en Dios, prepárate, ora, busca la Palabra de Dios, y luego actúa.

miércoles, 26 de abril de 2017

DEVOCIONAL DIARIO - Atraídos por el crucificado

"Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo."  Juan 12:32.

Jesús se refiere a su muerte, y los discípulos que estaba hablando de eso.  Al igual que en Juan 3:14-15, Cristo se refiere a su muerte como ser "levantado", haciendo alusión a la forma en que se realizaba la crucifixión.  El condenado era amarrado o clavado sobre la cruz extendida en el suelo, y luego la cruz era levantada junto con el ejecutado. La muerte de Jesús es un hecho tan trascendente que nadie lo puede ignorar.  Obviamente Jesús atrajo las miradas de todos sobre Él.  Pero no solo las miradas de todo el mundo son atraídas sobre Él, sino las almas de todos los que están ordenados para vida eterna (Hechos 13:48).  Para que todo aquel que fije sus ojos en el crucificado sea salvo, igual que los israelitas en el desierto cuando eran mordidos por las serpientes (Números 21:6-9).
La cruz es irresistible para los que han de ser salvos, no puede el hombre dejar de mirar aquella cruz, y al que fue en ella clavado.  La cruz es tan irresistible, que aquellos que han sido salvados, quieren estar siempre cerca de la cruz, tan cerca como sea posible, tanto así que uno de ellos dijo: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí."  (Gálatas 2:20).
¿Por qué querer vivir tan cerca de una cruz?  Porque de ella mana perdón, gracia, misericordia, consuelo, vida eterna.  En ella la muerte, el pecado y Satanás son derrotados.  Por eso no podemos vivir lejos de la cruz.

martes, 25 de abril de 2017

DEVOCIONAL DIARIO

"Venga tu reino.  Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra." Mateo 6:10

En este versículo encontramos dos de las tres primeras peticiones de la Oración Modelo que nos dio el Señor Jesús, y tienen una estrecha relación entre sí.
Cuando pedimos "venga tu reino", debemos pensar en que el reino satánico sea destruido (el mundo está bajo el maligno 1 Juan 5:19), que el Reino de gracia se extienda, es decir, que cada corazón sea alcanzado por el Evangelio y sean salvados para gloria de Dios, y Cristo gobierne en esos corazones.  
Al pedir "Hágase tu voluntad", estamos pidiendo que Dios obre en nuestros corazones de tal forma que nosotros nos adecuemos a la voluntad de Dios y seamos conformados a ella.  Que neustros corazones deseen lo qeu Dios desea, y así nuestras vidas se conformen a su propósito, a fin de vivir para su gloria y ya no para nosotros mismos, y que estemos tan dispuestos a hacer la voluntad de Dios como los ángeles lo hacen en el cielo: con prontitud y placer. 
Estas dos peticiones van unidas una a la otra, porque no podemos tener una cosa sin tener la otra.  Si pido que Dios venga y gobierne, yo no puedo quedar fuera de ese gobierno.  Y si quiero qeu Dios reine en mi casa, en mi ciudad, yo primeramente debo pedir a Dios que me amolde a su propósito, y yo mismo debo estar dispuesto a hacer su voluntad, de esa manera me transformaré en una pieza que permitirá la expansión del Reino del Señor en la tierra.
El predicador norteamericano del siglo XVIII, Jonathan Edwards, en la primera de sus 70 resoluciones, dice: "Resuelvo hacer todo lo que considere mi deber, sobretodo para el bien y la ganancia de la humanidad en general.  Resuelvo, por tanto hacerlo, no importando las dificultades con que me encuentre, ni cuántas, ni cuán grandes sean."  
Pide a Dios que reine sobre ti, sobre tu familia, sobre tu ciudad, sobre tu país, y haz todo lo que puedas para que así sea.

lunes, 24 de abril de 2017

DEVOCIONAL DIARIO

"Jehová, la habitación de tu casa he amado,
Y el lugar de la morada de tu gloria." Salmos 26:8

El rey David se dirige a Dios.  Es un corazón que busca a Dios, es un corazón que desea fervientemente a Dios.  La inextinguible llama de la gracia de Dios arde en el corazón de David.  Este es un corazón que ama el lugar donde Dios vive y se manifiesta.  Sin duda, David no se refiere a la esperanza de estar un día en el Cielo, sino que se refiere al lugar espiritual donde Dios se manifiesta.  
Ya que Dios no habita en templos hechos por manos humanas (Hechos 17:24), David se refiere a un lugar espiritual: La íntima comunión con Dios. 
El lugar donde Dios habita, es donde podemos encontrar su Presencia.  Mucho más allá de sentir algo, es donde podemos tener la convicción de que Dios está hablándonos por medio de Su Palabra, donde Dios está oyendo nuestra oración, y nuestros corazones son quebrantados.  Allí vive Dios.  En medio de la genuina humillación del espíritu.  
David ama ese lugar, ama estar en la Presencia de Dios, donde la Gloria de Dios mora.  la palabra gloria, es el hebreo "kabod", y significa peso (algo pesado), y en sentido figurado, esplendor o abundancia.  
En 1 de Reyes 8:10-11 se nos cuenta que los sacerdotes no podían permanecer en pie, porqeu la gloria de Jehová había llenado el templo.  Es esa clase de gloria, ese peso tremendo que no deja a los hombres actuar ni reaccionar conforme a sus emociones.
Ese lugar era el que amaba David, donde él quedara completamente anulado, donde su voluntad carnal no podía levantarse, sino que Dios controla todo.

viernes, 21 de abril de 2017

DEVOCIONAL DIARIO

"Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios." Salmos 51.17

Somos por naturaleza orgullosos y altivos.  No nos gusta que nos vean mal, no queremos "mostrar la hilacha".  En la actualidad, la psicología moderna y los coach (entrenadores) motivacionales nos enseñan a levantarnos, a tener fuerza de voluntad.  Nos motivan diciendo que tenemos un gran potencial en nuestro interior, que el secreto y el poder de todas las cosas, está en nuestro interior.  Marcos Witt, mientras era Pastor para los latinos en una "mega iglesia" de Estados Unidos, tenía una especie de lema, en torno al cual giraban todas sus predicaciones: "Descubre el campeón que hay en ti".  
Todo esto alimenta más y más nuestro orgullo y nos predispone para ser soberbios.  Aquellos que adoraban a Dios en el Antiguo Pacto, lo hacían mediante sacrificios y ofrendas.  Bajo esos conceptos se presentaban animales, harina, aceite, vino, etc.  
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Pacto, Dios acepta una clase de sacrificios que es superior a todos: espíritu quebrantado, corazón contrito y humillado.
Dios busca adoradores en espíritu y en verdad (Juan 4:24).  La palabra adorar viene del giriego "proskuneo" y significa besar, como un perro lamiendo la mano de su amo, agacharse, postrarse en homenaje, hacer reverencia, adorar.  
Así que para adorar a Dios y vivir para su gloria, tenemos que dejar a un lado nuestro orgullo, y pensar que todas las cosas vienen de Él, por causa de Él, y para su propia gloria (Romanos 11:36).  Debemos buscar la humillación de nuestro ego, despojarnos de nuestro orgullo y huir de todo lo que hace que nuestro corazón se infle.  De lo contrario, cuando lleguemos con nuestro corazón para ofrendarlo delante del Señor, podríamos ser rechazados.

jueves, 20 de abril de 2017

DEVOCIONAL DE DIARIO - Algodón de azúcar

"la cual profesando algunos ("la falsamente llamada ciencia")  se desviaron de la fe.  La gracia sea contigo.  Amen." 1 Timoteo 6:21.

Los hombres de hoy dicen : "yo creo en la ciencia".  En otros tiempos, la ciencia fue para los hombres la gloria de Dios revelada al ser humano.  La palabra ciencia significa conocimiento, así que no debemos temerle a esta palabra, como Pablo mismo no le temía, sino que se alegraba de la que la ciencia abundara en el pueblo de Dios (1 Co 1:5).  Es por eso que Pablo hace una diferencia y dice en 1 Timoteo 6:20, "la falsamente llamada ciencia".  Es con eso que debemos tener cuidado, con la falsa ciencia, un conocimiento aparente.  
¿Has comido algodón de azúcar alguna vez?  Es algo muy aparatoso ¿no?
Para hacer el algodón de azúcar, el señor que está en la esquina con su carrito toma una vara y la pone en su máquina y da muchas vueltas para un lado y para otro, hasta que tienes un gran algodón de azúcar.  Pero cuando el algodón de azúcar toca tu lengua, se deshace.  No es más que azúcar que da muchas vueltas y con un lindo color.  Así es la "ciencia" de muchos, no solo de muchos científicos de hoy, sino aún de algunos que profesan ser cristianos: mucha azúcar y muchas vueltas, pero cuando viene la hora de probar lo que realmente saben, todo se deshace.
Pablo nos advierte que las vanas palabrerías conducen a la impiedad (2 Timoteo 2:16).  Es terrible confiar en algo que no tiene fundamentos, en algo que no es firme.  Los hombres aun no pueden probar la teoría de la evolución, y aunque muchos lo enseñan como si fuera cierto, sigue siendo solo una teoría.  Han hecho que muchos se desvíen de la fe, que es el verdadero conocimiento de DIos revelado en Su Palabra.  No le temas a la ciencia, sino al contrario, busca con afán la verdadera ciencia, la sabiduría que viene de Dios por medio de Su Palabra, ¡y que Dios te de la gracia!

martes, 18 de abril de 2017

DEVOCIONAL DIARIO

"Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos." Colosenses 3:15

Una de las Bienaventuranzas enseñadas por Nuestro Señor Jesucristo en el llamado "Sermón del Monte" (Mateo caps. 5, 6 y 7) dice: "Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios." (Mt. 5:9).  Una característica de los hijos de Dios es ser pacificadores, y no personas que provoquen contiendas (Prov. 15:18).  Estamos llamados a apaciguar las tormentas y no a avivar los pleitos.  La paz es importante para mantener la unidad en la iglesia.  Es una bendición convivir en una congregación donde no son frecuentes las disensiones sino que predomina la paz, pero para eso se necesita que haya hijos de Dios, dispuestos a calmar los ánimos.  Los chismes y comentarios sin fundamento son como viruta para encender un gran fuego.  La murmuración y los comentarios mal intencionados son capaces de destruir una congregación, pueden dividirla.  El Apóstol Pablo también aconseja a la iglesia de Roma: "Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres." (Ro. 12:18).  En todo posible conflicto siempre habrá dos partes.  En lo que dependa de mí, debo procurar estar en paz con todos, sean hermanos o sean incrédulos.  No debemos provocar discusiones o armar pleitos por cosas que se pueden dejar pasar.  Por eso dice, si es posible.  
Debemos tener en cuenta que si bien la unidad y la paz son cosas que debemos abrazar y retener con fuerza, hay una mayor que estas dos, tanto así que Cristo mismo se identifica con ella, y es LA VERDAD. La verdad no puede ser sacrificada.  Estamos hablando de la verdad sobre un hecho importante, algo que deba ser dicho.  Estamos hablando sobre doctrinas bíblicas fundamentales, que no deben ser negadas ni ignoradas.  Solo ese tipo de casos podrá admitir una excepción.  El mismo Cristo que es Príncipe de Paz (Isaías 6:9), también dijo: "...no he venido para traer paz, sino espada." (Mt. 10:34).  Esto último quiere decir que Dios divide a los que creen y siguen la verdad, de aquellos que creen y siguen a la mentira, no puede haber paz ni conciliación entre ellos.  Pero no podemos jugar con la espada de la verdad, debemos ser sabios, y en lo posible seguir la paz con todos los hombres.
Dios nos de sabiduría.

DEVOCIONAL DIARIO

"Y yo los fortaleceré en Jehová, y caminarán en su nombre, dice Jehová." Zacarías 10:12.


Aun siendo un pueblo pequeño ante los pueblos vecinos que constantemente los amenazaban, Israel contaba con una gran ventaja: Dios.
Muchas veces ellos sufrían con el ataque de otros países como un castigo de parte de Dios, aún así Dios cumplía su promesa hecha a los padres (Abraham, Isaac y Jacob), y también las promesas hechas a David, y los preservaba, los protegía y los libraba de sus enemigos por poderosos que fueran.  siempre el poder de Dios se muestra en sus hijos, y la única manera es que nosotros seamos debilitados.  Cuando nosotros  nos vemos afligidos a tal punto que nos damos cuenta que nosotros no podemos salir del problema, o no podemos hacer lo que Dios nos ha mandado a hacer, entonces Dios se manifiesta.  En nuestra pobreza, en nuestra debilidad e incapacidad, Dios se glorifica.  
Nuestra fuerza no está en nuestra voluntad, en nuestro intelecto, en nuestro ánimo, ni en nuestros propios recursos, sino en el Señor.  
Pablo lo vivió y lo enseñó claramente: "Si es necesario gloriarse, me gloriaré en los que es de mi debilidad" (2 Corintios 11:30).  Y David dice: "Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el el que levanta mi cabeza."
Dios nos fortalecerá para que andemos en sus caminos.  Sean cuales sean las dificultades, luchas y carencias que enfrentemos, Dios nos dará la fuerza para hacer su voluntad, para cumplir el ministerio que él nos ha encomendado, para vivir en santidad delante de su presencia, perseverar en la fe y permanecer en Cristo.  Aunque estés ahora lleno de pecados y rodeado de tentaciones, Dios puede levantarte y hacer que vivas delante de Él.  Basta que mostremos nuestra debilidad, nos humillemos y nos arrepintamos delante del Señor.
"Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza."  Efesios 6:10

lunes, 17 de abril de 2017

DEVOCIONAL DIARIO

“Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;” 1 Pedro 1:13

En tiempos bíblicos, la vestimenta de los hombres no era como la actual.  Como hemos podido ver representada en infinidad de películas, series y otros, sabemos que generalmente usaban vestiduras holgadas, ropas amplias, túnicas largas.  Esta clase de ropa tenía su razón de ser, y tenía su utilidad.  Esta túnica que se utilizaba en algunos casos llegaba hasta los tobillos, por lo que obviamente podía estorbar para caminar o correr.  Así que lo que había que hacer era “ceñir los lomos”, es decir, sujetar la túnica con un cinto. Solo se usaba el cinto cuando se salía de la casa. 
Esto simboliza entonces, que así como en aquellos tiempos se sujetaba la larga túnica con un cinto, así mismo debemos también sujetar nuestros pensamientos e inclinaciones.  Sujetar es lo contrario de dar rienda suelta.  Debemos sujetar nuestra mente a la voluntad de Dios revelada en la Palabra del Señor.  No debemos dejar que nuestras mentes divaguen y anden por cualquier parte, es sumamente peligroso.  “En el rostro del entendido aparece la sabiduría; mas los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra.” (Proverbios 17:24).  El Señor guarda a sus santos, y por eso nos ha dado dominio propio, para que nos sujetemos, y no hagamos ni digamos locuras, ni nos precipitemos.  Seamos sobrios, no extravagantes. 
Lo que nos mantendrá sujetos y sobrios, será el esperar en la gracia de Dios, esa gracia que se manifestará completamente cuando venga Jesucristo por nuestras almas, sea en el arrebatamiento o sea el día de nuestra muerte. 
Espera en la gracia de Dios que vendrá.  Descansa totalmente, recuéstate en la gracia de Dios y no te impacientes, porque Él no fallará.  No hagas lo que no conviene por desesperación, sino espera por completo en Él, porque el que ha de venir vendrá y no tardará (Hebreos 10:37).


jueves, 13 de abril de 2017

DEVOCIONAL DIARIO - La más grande pregunta tiene la más grande respuesta

¿Cómo,  pues,  se justificará el hombre para con Dios?
 ¿Y cómo será limpio el que nace de mujer?   Job 25:4

Esta es la gran pregunta que se halla en las Escrituras: ¿Cómo puede ser justificado el hombre ante Dios?  Esta pregunta debe hacerse el hombre: Si soy pecador ¿qué puedo hacer? Cuando estamos delante de Dios, toda boca se cierra (Ro. 3:19), no hay argumentos con que nos podamos defender.  Hemos nacido en pecado, y cometemos pecados.  La Ley de Dios nos acusa (Juan 5:45), Satanás nos acusa (Zacarías 3:2), e incluso nuestra propia conciencia nos acusa (Ro. 2:15).
Dios es un juez justo, que no tendrá por inocente al culpable, y aborrece a todos los que hacen iniquidad.
En Dios no se halla falta ni mancha alguna.  Esto hace que nosotros nos veamos en un pozo todavía más profundo. 
El pecador está condenado, sin esperanza alguna, no tiene salida, debe pagar por su pecado.
Cuando estamos justamente con el agua hasta el cuello, aparece nuestra única defensa posible: El Evangelio de la Gracia de Dios, el cual anuncia a aquel que se arrepiente, que Jesús ha pagado por nuestra maldad, que Él ha recibido el castigo que nos tocaba, que Cristo fue a la cruz en nuestro reemplazo, que Él tomó nuestro lugar.  Él es nuestra justificación.
Siendo pecadores condenados, Dios nos declara inocentes.  Jesús se hizo pecado para que nosotros fuéramos justificados.  El bendito se hizo maldito para que nosotros fuéramos benditos.

“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios,…” (1 Pe 3:18).